Al día siguiente
-¿Por qué? ¿Por qué se puso esa cosa? Llevaba una poderosa maldición, seguro se había percatado de eso. ¿Por qué lo toco siquiera?
Mientra daba pequeños golpecitos a la mano negra y quemada, Dumbledore respiraba con dificultad, casi inconsciente.
-Fui... un tonto... -dijo entrecortadamente -me vi tentado...
-¿Tentado por qué?
No me respondió.
-¡Es un milagro que haya conseguido regresar! ¡Ese anillo tenía una maldición de un extraordinario poder! He concentrado todo en esta mano, sólo podemos esperar a que no se expanda...
Dumbledore levantó su mano y la puso a la altura de sus ojos.
-Lo has hecho muy bien Seveurs... ¿Cuánto tiempo crees que me queda?
Me tomó por sorpresa esa pregunta, aunque conocía bien la respuesta.
-No podría decirle... un año, quizás un poco menos... Es de esas maldiciones que se vuelven fuertes con el tiempo...
Dumbledore sonrió.
-Soy afortunado, muy afortunado por tenerte a ti, Severus.
-Si me hubiera llamado antes, tal vez podría haber hecho más, darle un poco más de tiempo. ¿Creyó que con romper el anillo rompería la maldición?
-Algo así. Un delirio, sin duda. -Dijo, y a continuación intentó no sin esfuerzo, sentarse mas derecho.
-Bueno, esto nos hace las cosas más sencillas. -me dijo. Lo miré con incredulidad. -Me refiero al plan de Voldemort, que me involucra a mi y al pequeño Malfoy.
Me senté en la silla del otro lado del escritorio, mirando la mano de Dumbledore y luego a él.
-El Señor de las Tinieblas no espera que Draco tenga éxito en su misión.
-Naturalmente. Por lo que podríamos decir que el chico tiene ya una sentencia de muerte. Ahora, debo suponer que el natural sucesor de Draco eres tú.
-Creo que ese es el plan.
-¿Lord Voldemort cree que en el futuro no necesitará un espía en el castillo?
- Cree que el Colegio le corresponderá a él, si.
-Ya veo -dijo, y luego de una pausa. -Y si eso sucede, tengo tu palabra de que protegerás a cada alumno de este Colegio, ¿no es así?
Asentí con la cabeza inmediatamente.
-Bien. Ahora, tu prioridad será descubrir qué esta tramando Draco. Un adolescente aterrado es un peligro tanto para los demás como para él. Ofrécele ayuda, a él le agradas, la aceptará...
-Le agrado mucho menos después de que se padre cayó en Azkaban. Cree que yo ocupé su lugar dentro de los Mortífagos...
-Como sea, inténtalo. Estoy más preocupado por él que por mi, y por odas las víctimas que podrían resultar de esto. En últimas circunstancias, sólo hay una cosa que podemos hacer para salvar a es muchacho de la ira de Voldemort.
Levanté las cejas, sorprendido, y pregunté: -¿Entonces va a permitir que lo mate?
-Ciertamente no. -me dijo con una sonrisa. -Tu deberás matarme.
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