Junio, 1996
-¡TIENE A CANUTO! ¡TIENE A CANUTO EN EL LUGAR DONDE ESTÁ ESCONDIDA!Giré sobre mis talones y clavé mis ojos en los de Potter. No mentía.
-¿Canuto? ¿Quién es Canuto? ¿Qué está escondido? ¿De qué está hablando Snape? -preguntó Umbridge desesperada.
-No tengo idea. -respondí, y salí por la puerta del despacho. Bajé algunos escalones y agité la varita sin vacilar. La cierva plateada salió por la ventana del castillo más cercana, y se perdió en el cielo que comenzaba a morir para dar paso a la noche. La miré mientras se alejaba. Si era verdad que el Señor de las Tinieblas tenía a Black... Seguí bajando la escalera, y me detuve al instante. Potter lo había visto en su cabeza... el Señor de las Tinieblas sabía que la profecía sólo podía ser tomada por él o por Potter, Black no podía...
-Es una trampa. -me dije. -Sabe que Potter irá.
Volví a ver por la ventana. El Sol se escondía de a poco, el cielo estaba teñido de rojo. De pronto, a lo lejos, contemplé una luz blanca que se acercaba, hasta tomar la forma de un majestuoso fénix. Se posó en la ventana y dijo, con la voz de Dumbledore: "Quédate en Hogwarts"
Lo miré con odio. Escuché la puerta del despacho de Umbridge abriéndose de un golpe y me apresuré en bajar las escaleras.
Potter iría al Ministerio, pero Dumbledore me dijo que me quede en el Castillo. ¿Por qué? No podía hacer otra cosa que obedecer, aunque si tenía que ver morir otro hombre adelante de mis narices, no estaba seguro de no poder evitarlo la próxima vez.
Agosto, 1996
-Asesinarlo.
Hablaba con tanta naturalidad que si alguien no supiera de lo que estabamos hablando, hubiera creído que estabamos locos al hablar de la muerte con tan poca importancia. Después de todo, Dumbledore y yo no le temíamos.
-¿Cómo? -me preguntó, mientras se preparaba rápidamente. Buscaba su capa de viaje desesperado.
-Se lo encomendará a Draco Malfoy.
Dumbledore se detuvo para mirarme, luego miró el suelo.
-Sabe que fallará. -dijo con asco.
-Claro que si. -le respondí -pero es una venganza, por lo sucedido el mes pasado. Lucius es el principal culpable de que la profecía no haya llegado a sus manos, según Él.
-Asi que al fin, lord Voldemort compendió algo sobre el amor. Sabe que Lucius sufrirá más de este modo que con cualquier maleficio que pueda echar sobre él. Creo que nuestro enemigo está aprendiendo poco a poco...
-Lo dudo -le dije, casi con gracia.
-Debo irme -me dijo Dumbledore mientras se ponía la capa. -Tardaré unos dos o tres días en regresar, pero volveré para el inicio de clases.
-Eso espero. -le contesté, y me dirigí hacia la puerta.
-Estamos muy cerca Severus, créeme. Ya pronto todo acabará.
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