El libro ¿Dónde estaba el libro? ¡Ya no sabía por donde buscar! Y lo necesitaba tanto... Era la prueba de que él había existido, del amor que ella había sentido. ¿Estaría en la biblioteca de algun muggle? ¿Enterrado en algún lado? ¿Hecho pedazos, quizás?
Piensa, Lessie, piensa... No le quedaba otra opción.
Se apareció en el camino de tierra que bordeaba la mansión, y caminó con prisa, temblando en cada paso. No estaba segura de que Narcissa iba a recibirla, hacía años que no se hablaban. Y además, lo último que querían los Malfoy era emparentarse con más mortífagos. La hermana de Narcissa, Bellatrix, había ido a Azkaban hacía poco. A diferencia de los Malfoy, no había negado su cercana relación con el Señor de las Tinieblas, con la esperanza de que esa confesión valga mucho el día de mañana, cuando su Lord vaya a rescatarla.
Cuando llegó a la puerta, se detuvo y pensó: no iba a presentarse con su apariencia. No podía. Asi que sacó su varita y deformó su rostro y su estatura, haciéndose parecer de unos 10 años más, mucho más baja y encorvada, y con el cabello blanco y enrulado. Abrió la reja de la Mansión y camino, ahora si, más tranquila. Ataviada en su negra capa, moviendo su voluptuoso vestido de encaje verde que tanto le gustaba, llegó a la puerta principal, donde tocó dos veces.
La puerta se abrió, y un elfo doméstico la invitó a pasar.
-El señor y la señora Malfoy no se encuentran, señorita. -le dijo la criatura cuando ella preguntó por ellos.
-Es una lástima -se lamentó falsamente. -Soy una vieja amiga de ellos, y pasaba por aquí de casualidad...
En eso, una joven bruja irrumipó en el hall, llevando en brazos a un bebé.
-Dobby, sírvele algo de tomar, anda.
-No te molestes por mi, querida. -dijo Lessie amablemente.
-No es molestia -aseguró. -Mi nombre es Dorea, soy la encargada de la mansión.
-Y del pequeño Draco, por lo que veo.
El bebé sonrió al escuchar su nombre, aunque los dientes no le habían salido por completo. Era de una belleza extraordinaria.
-Dime, querida, ¿te molesta si busco un libro de la biblioteca? Necesito información sobre la región, no soy de por aquí.
-Lo lamento, madame. -le contestó. -pero no será posible.
Indignada, el tono de voz fué más cortante esta vez.
-Te repito, soy una vieja amiga de Lucius y Narcissa, y ellos no se enfadarían si...
-Madame, aquí no hay biblioteca. Los señores Malfoy han donado todos los libros hace meses.
Lessie se desconcertó. Impulsada por la curiosidad, atravesó el hall y llegó al living: estaba vacío, a excepción de unas pocos muebles. Siguió su recorrido al segundo living y llegó a la bilioteca, cuyas estanterías no guardaban ni un misero ejemplar.
Claro, muy simple. Se habían deshecho de todo, como aquella vez, hace años, cuando incendiaron su propia mansión para no dejar evidencia alguna. Esta vez, se habían despojado de sus bienes, los cuales la mayoría habían sido adquiridos bajo el mandato del Señor de las Tinieblas, en forma ilegal y de dudosa procedencia.
Dorea entró en la sala detrás de Lessie.
-Como ve, esta mansión está quedando vacía. Los amos han considerado mudarse dentro de poco... es por eso que están ausentes en estos momentos, ya casi no pasan el tiempo aquí.
Lessie se dió vuelta y miró a Dorea a los ojos. No le costó entrar en su mente, era muy vulnerable. Vió muchas cosas interesantes, joyas, cuadros, muebles, artefactos de magia negra... y un libro desgastado de Libatius Borage.
-Y dime, querida, ¿tienes idea de dónde han ido a parar los libros?
-Si -contestó -los amos los han envíado a la biblioteca de Hogwarts.
El pequeño Draco volvió a sonreír, como si la situación lo divirtiera.
viernes, 20 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario