-¿Eres tu Severus Snape?- preguntó el señor Crouch, moviendo su ancho bigote mientras hablaba.
-Asi es -respondí. Comenzó a pasearse por el despacho, mirando los artefactos que poblaban las estanterías. Mientras, los dos aurors que habían venido con él se postraron en la entrada; quizás pensaban que yo podía intentar fugarme en el caso de que me encuentren culpable... ¿de qué? No lo sé.
-Mi nombre es Bartemius Crouch, y soy...
-Sé quien es usted, ahorrese las palabras. -le dije con una sonrisa evidentemente falsa. Me miró fríamente y comenzó a hablar arrastrando las palabras.
-No estás en condiciones de hablarme asi, muchacho. Eres un mortífago que tiene el respaldo...
-Fuí un mortífago...
-...que tiene el respaldo de Dumbledore, y eso llama mucho la atención.
-Todo lo que hice fue funcionar como un espía para la Orden del Fénix.
-Eso es lo que tú dices. -se acercó más a mi -¿Estarías dispuesto a declarar bajo los efectos del Veritaserum?
Esperé unos segundos para contestas, sólo para creas la sensación de duda. Ya preveía que usarían Veritaserum.
-Si, lo estoy.
-Excelente -dijo Crouch, con una sonrisa macabra. -Moody, entrégamelo.
Uno de los aurors que estaba al lado de la puerta, el más bajo, se acercó a Crouch y le entregó una pequeña ampolla de vidrio.
-Usualmente el Ministerio permite la presencia de testigos por parte del acusado cuando se usa Veritaserum en un interrogatorio, pero dadas las circunstancias, tú eres especial, al igual que tus despreciables compañeros.
Crouch destapó la botella y me la entregó. Sentí el característico olor del veritaserum, y al comprobar de que no estaba alterado, puse unas cuantas gotas en mi boca. Mi mente se vacío y se lleno de una paz increíble... y a los pocos segundos, el antídoto que había bebido antes de entrar al despacho hizo efecto, y borró esa insoportable blancura de mi cabeza, permitiéndome contestar las respuestas bajo mi propio punto de vista.
-Ahora dime, ¿Por qué te uniste a los mortífagos?
-Era jóven, y necesitaba protección debido a la condición de mi sangre: soy mestizo. -contesté en un tono monótono.
-¿Qué tareas te encomendaban? -preuntó con mucho interés.
-Ninguna muy importante. Llevaba mensajes, me encargaba de las locaciones...
-Si si, está bien. -dijo Crouch con impaciencia. -¿Torturaste? ¿Asesinaste?
-Jamás.
El mago se quedó mirándome con los ojos clavados en mi rostro. Se había llevado una enorme sorpresa.
-Creo que no has entendido: ¿has torturado a alguien con el maleficio cruciatus mientras trabajabas para los mortífagos?
-No, señor. Jamás he utilizado ningún maleficio imperdonable. -fue mi respuesta.
-¡Bah! -exclamó Crouch -fue una pérdida de tiempo.
-¿Por qué no le pide nombres de otros mortífags, señor? -preguntó el auror llamado Moody.
-Es inútil, no se reconocían entre ellos.
-¿Y sobre el asesinato de los Potter? -insistió nuevamente.
Me quedé congelado en la silla. Y creo que Crouch lo notó, porque se volvió enseguida hacia mi.
sábado, 21 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario