La puerta del despacho se abrió de par en par, y el director de Hogwarts entró .
-¡Bartemius, no te oí llegar!- exlcamó
El señor Crouch se escandalizó de inmediato.
-¡Dumbledore, no puede estar aquí!
-¿No has terminado todavía con este absurdo interrogatorio?- preguntó con firmeza.
Crouch me miró con desprecio, y dijo:
-De hecho si, fue una imprudencia venir cuando hay tantos mortífagos sueltos...
-Te lo advertí, y sin embargo, hiciste caso omiso a mis palabras.
-Dumbledore, sigue abriendole los brazos a ex mortífagos como éste y no creo volver a escuchar un consejo tuyo. -le respondió.
Dumbledore se quedó callado. Crouch se acercó a la chimenea, y mientras los aurors desaparecían mediante las llamas verdes, agregó:
-Estaré vigilando a este chico mientras esté aquí hasta que obtenga fervientes pruebas -hizo una pausa y me miró -de que ha abandonado sus antiguos hábitos.
Dicho esto, desapareció.
...
Pero no tenía otro lugar mejor donde buscar. Por lo que se apareció en Hogsmeade apenas salió de la Mansion Malfoy y caminó hacia Cabeza de Puerco, donde aguardaría hasta la noche para inmiscuirse en el castillo.
...
-Sabía que no me fallarías.
Me exalté tanto que el libro de runas antiguas voló por los aires. Annie estaba parada en el medio de la sala común de Ravenclaw, con su varita en una mano y una lámpara en la otra.
-Sólo estoy leyendo -le dije mientras recogía el libro. -No sé que pretendes...
-¡Oh, vamos! ¿Vas a seguir fingiendo que no te interesa? Has cambiado de opinión durante todo el día...
-¡Van a expulsarnos, y lo sabes!
-También sé que si no nos ven, no nos expulsan. -me contestó.
Estaba enfadado conmigo mismo; odiaba romper las reglas, temía que me pase algo. Pero esos libros me tentaban...
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