La puerta hizo un ruido crujiente al romperse. El olor a humedad la obligó a taparse la nariz cuando entró a la casa, que la recibió con un comedor tremendamente desordenado. Pateó una silla en el camino y cuando estuvo en el centro de la habitación, hizo un encantamiento convocador. El libro no apareció. "No pierdas la calma" se dijo para si misma. Salió del comedor, atravesó el hall y subió la escalera que llevaba al único piso de la casa. Entró en la habitación de Severus, que hacía juego con la destruida morada. La ojeó rápidamente y volvió a realizar el encantamiento convocador. Nada. Estaba a punto de irse, cuando una idea cruzó por su mente. Apuntó con su varita a las tablas de madera del piso y murmuró "defodio!" Unas cuantas tablas saltaron. Repitió el acto unas cuantas veces, hasta que encontró lo que buscaba. Un compartimiento secreto debajo de unas tablas del rincón del piso se abrió al instante. Se agachó y vió un pobre conjunto de botellitas de vidrio, vacías. También habían unos pocos papeles. Los sacó y los examinó: la carta de Hogwarts, el boleto de la plataforma 9 y 3/4, una vieja receta de un filtro para dormir... y una foto. Aunque desgastada, el intenso rojo de su cabello brillaba con el sol , y mostraba sus dientes en una hermosa sonrisa. Sus ojos verdes pestañaban cada tanto... Rompió la foto con sus manos, la despedazó, la partió en mil trozos... Abandonó el lugar, tan enojada como hacía años no lo estaba.
No le agradaba gritar en sus clases, era amante del silencio. Pero los de primero en particular lo volvían loco. Unos golpecitos en la puerta interrumpieron sus pensamientos.
-Puede pasar. -dijo.
La puerta se abrió, y el profesor Dumbledore entró al aula.
-Severus, que bueno es encontrarte aquí.
-No suelo frecuentar otros lugares. -fue mi respuesta, una gran verdad.
-Pues deberías. Siempre dije que este castillo tiene los jardines más lindos que he visto en mi vida.
-¿A qué debo su visita? - pregunté en tono cortante. No estaba de humor.
Dumbledore dió un gran suspiro, y dijo:
-Lamento esto, pero el señor Crouch, el Jefe del Departamento de Seguridad Mágica, me ha escrito pidiéndome una entrevista.
-¿Y qué tengo yo que ver?
-Al parecer, el señor Crouch todavía está inmerso en su investigación sobre mortífagos prófugos. Mañana vendrá con un grupo de aurors a... interrogarte.
Me quedé helado. No podía creer lo que estaba escuchando.
-Pero...
-No te preocupes. -me dijo. -No vas a salir de este castillo, yo te lo aseguro. De todas maneras, tengo las pruebas suficientes de que abandonaste esos hábitos antes de la caída de Voldemort.
Me estremecí al escuchar su nombre. ¡Qué tragedia! Crouch estaba obsesionado con seguir encontrando mortífagos, y yo no iba a escaparme de su lista negra. Debería medir cada palabra que saliera de mi boca si no quería levantar sospechas.
-Esta bien. -le dije. -Haré lo que pueda para no traerle problemas.
-Gracias. -me contestó. -Confío en que demostrarás un buen comportamiento. -Dicho esto, se retiró.
viernes, 20 de agosto de 2010
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