-Olvida esto ¿quieres? -le dije con la voz cargada de ira.
A pasos grandes, salí de Las Tres Escobas y comencé a caminar por el sendero cubierto de nieve que conducía al castillo.
Si antes tenía alguna duda, si quedaba una sola gota de esperanza en mi, había desaparecdo con ese beso.
Si, bueno, era lo que quería. Besarla, tenerla, estar con ella... Pero no era posible. Nunca lo sería.
Ella no me miró como lo mira a Potter, no me besó como lo besa a él, no sintió lo mismo. No era la manera en que yo queria tenerla, no así.
Ella estaba hecha para Potter, o quizás no.
¿Por qué me importaba tanto?
Me detuve frente a una tienda de libros usados. Estaba cerrada. Me acerqué y desempañé la vidriera con mi puño derecho. Me vi reflejado en el frío cristal.
Habían pasado años de la primera vez en que había hablado con Lily. El pelo me llegaba a los hombros, y las ojeras se estaban pronunciando cada vez más.
Debía olvidarla, por más que me duela, por más que después me arrepienta.
Entré a los terrenos del castillo y divisé a unos chicos que estaban gritándose cerca del Bosque Prohibído. Me acerqué y vi que eran los Slytherins de sexto, que estaban molestando a dos alumnos de Hufflepuff. Entre ellos estaba Regulus.
-Hey, Black! -le grité.
Él se dió vuelta, con una sonrisa producto de la euforia que le causaba molestar a esos dos chicos.
-Snape! ¿Quieres unirte? -preugntó entre carcajadas, y los demás chicos también se rieron.
-¿A qué hora vamos a lo de Lucius esta noche?- le pregunté.
•••
A las doce y veinte minutos de la noche bajé a la sala común. Allí estaban Regulus con unos chicos más de sexto. Cuando me vió, su rostro se iluminó. Regulus era un mago muy culto, inteligente y astuto. Pero no tenía una pizca de seriedad. Era una de las pocas cosas que compartía con su hermano.
-Hasta que te dignaste a bajar! Déjame presentarte a Harper -señaló a un chico rubio de ojos grises que estaba a su derecha- él es Dorian Scabior -el más alto de todos, tenía un aspecto bastate salvaje -y él Sam Rowle -el último a quien señalo, un chico de pelo corto y castaño con cara de engreído.
Los cuatro eran bastante altos, pero no más que yo. Sabía que Scabior era guardián del equipo de quidditch, y Rowle y Harper eran cazadores junto con Regulus.
-Bien, tú nos guias Sev. -dijo Regulus alegremente.
-No del todo. Debemos buscar a uno más, él sabe como salir de este castillo sin correr riesgo alguno.
Scabior y Rowle se miraron con desconfianza, pero Regulus asintió alegremente y fue el primero en salir de la fría sala común.
Atravesamos el subsuelo, luego el recinto, y salimos por la gran puerta de roble que, por obra de una pócima del olvido que se me cayó en el jugo de calabaza de Ficlh, éste olvidó cerrar.
Los otros hablaban y reían por lo bajo, ninguno se mostraba nervioso. No estaba muy seguro de si sabían donde se estaban metiendo.
Llegamos al Sauce Boxeador, donde (para mi sorpresa) nuestro último acompañante nos esperaba.
-Con que era verdad, todos los Gryffindor son portadores de un gran valor. -me burlé.
Pettigrew me miró con su cara de "estoy desesperado, matame!" que siempre ponía.
-¿Qué hace este aquí?- preguntó Regulus alarmado, y sacó su varita. Los otrs tres hicieron lo mismo.
-Baja eso, él viene con nosotros.
Los cuatro guardaron sus varitas, no sin vacilar.
-Lo que digas. -dijo Regulus sin importancia.
-Ahora dime, ¿cómo salimos de aquí? -le pregunté a Pettigrew en un tono que intentó ser amable, pero no lo fué.
Pettigrew señaló el Sauce Boxeador temblando, y dijo:
-Hay un túnel, por debajo... debajo del Sauce.
-Bien, supongo que habrá que inmovilizarlo. -repliqué. Saqué mi varita y apunté al árbol que se movia suavemente a unos metros de nosotros, pero antes de decir algun hechizo, una rata enorme recorrió el terreno y saltó hacia uno de los nudos del Sauce. El enorme tronco se quedó inmóvil de inmediato. Se produjo un chispazo blanco, y la rata se transformó en Pettigrew.
-¡Vamos, apresúrense!
Medio atónito, me acerqué al árbol y me meti por el hueco que había entre sus grandes raíces. Regulus, Pettigrew y los otros tres me siguieron.
Tuvimos que agacharnos un poco para atravesar el estrecho túnel. Al salir, después de un rato, nos encontramos en una habitación revestida en madera, auqnue estaba quebrada y enmohecida. Los pocos muebles también lo estaban, y todo el ambiente tenía una aire de abandono.
-¿Dónde estamos? -le pregunté.
-En la... Casa de los Gritos.
Scabior soltó un grito de miedo. Asi que era aquí donde traían al hombre lobo... que traidor resultó ser Pettigrew.
Encendí mi varita, y recorriendo todavía la casa con mis ojos, pregunté:
-¿Cuántos de ustedes saben aparecerse?
Regulus, Pettigrew y Harper asintieron.
-Bien, vamos a hacer una aparición conjunta. Tómense de las manos.
Cuando los seis estuvimos agarrados, me desaparecí y los arrastré conmigo. Al instante, nos encontrabamos en el sendero que conducía a la Mansion Malfoy. Scabior y Rowle cayeron al piso, por culpa del mareo que habían sufrido.
Comenzé a caminar, y los demás me siguieron.
-Espera! -gritó una voz de mujer a mis espaldas.
Me dí vuelta, y vi a Lessie a pocos pasos de mi grupo.
-¿Cómo llegaste hasta aquí? -le pregunté mientras miraba a Pettigrew con sorpresa.
-Hay un pasadizo detras del espejo del cuarto piso que va hasta una cueva cercana a Hogsemade. -explicó. -Narcissa me ha invitado personalmente por carta, dijo que era importante que yo también asistiera esta noche.
Los siete caminamos el sendero de tierra en dirección a la gran Mansión que se alzaba a unos cien metros.
Regulus le contaba a Harper en voz alta (para que nadie se quede sin oír) sobre la chica con la que estaba saliendo. Pettigrew sollozaba por lo bajo. Scabior intentaba entablar conversación con Lessie, pero ella se mostraba reacia a dirijirle la palabra.
Y yo, en silencio, iba al frente, con la varita encendida en la mano.
Regulus presumia, Pettigrew sollozaba, Scabior se acercaba a Lessie.
Reunión de Mortifagos, eso me había dicho Lucius...
Regulus presumia, Pettigrew sollozaba, Scabior se acercaba cada vez más a Lessie.
Llegamos a la enorme reja negra que delimitaba la entrada a la Mansión.
Antes de levantar mi brazo izquierdo para poder pasar, pude escuchar como Regulus presumía por última vez, Pettigrew se secaba las lágrimas, y Scabior salía disparado por un encantamiento aturdidor porque Lessie consideró que se le había acercado demasiado
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