-No lo digas .-me dijo en un susurro, casi sin voz.
-Debes entenderlo. Por más que te duela, por más que te destruya... es así. -le dije.
-No puedo entenderlo, no puedo. Esa posibilidad no encaja en mi vida, Severus! -me suplicó. Nos miramos mutuamente, con tanto odio y amor a la vez que me dolía la cabeza. Sentía que iba a desmayarme en cualquier momento, y que ella lo haría conmigo.
Una puerta del fondo del rellano se abrió y bañó el pasillo de una intensa luz amarilla. De allí salió un hombre que miró para ambos lados hasta reconocerme.
-Aquí estás, idiota! Te he estado buscándo. Debemos irnos. -Era Yaxley.
-Si, enseguida. -le contesté. Luego me dirijí a Lessie y estuve a punto de decirle algo, pero las palabras no salieron de mi boca. Le di la espalda y avanzé a grandes pasos al final del pasillo.
-¿Es por ella, verdad? ¡Siempre ha sido por ella, siempre! -escuché que gritaba mientras yo bajaba las escaleras.
-Hay una alta probabilidad, así es. -decía el anciano hombre, mientras acariciaba su plateada barba con tranquilidad. -Pero no deben preocuparse. La Orden les dará toda la protección que necesitan.
-¿Y será suficiente, Albus?
-Si James, lo será. Ahora debes preocuparte porque ese niño nazca sin ningún problema, y crezca junto a sus padres.
-Asi va a ser. -dijo Lily, que parecía la más nerviosa de los tres.
El silencio fué interrumpido por el ruido de una potente motocicleta que provenía de afuera. La puerta se abrió segundos más tarde y un mago muy jóven ingresó a la casa de los Potter.
-Oigan, ¿por qué tan trsites? ¿Ha pasado algo? -preguntó mientras se sentaba despreocupadamente en el sofá.
-No estamos para juegos, Canuto. -le contestó James seriamente. -Voldemort podría estar buscándonos a nosotros... a Lily y a mi.
La cara de Sirius Black pocas veces adoptaba uan expresión tan preocupada. Comenzó a balbucear, pero als palabras no salían de su boca.
-Es solo una probabilidad, según Dumbledore... -dijo Lily, intentando calmarlo.
-Pero... ¿por qué? ¿Por qué a ustedes?
-Eso -dijo Dumbledore -es algo entre ellos y yo, Sirius. Y te pondría en peligro que estuvieras al tanto.
-Ya estoy en peligro, todos lo estamos! ¿Es por esa vez que se batieron a duelo con Voldemort, por eso? -replicó Sirius.
James miró con reproche a Dumbledore, pero no encontró lo que buscaba. Él quería contarle todo a su mejor amigo, pero sabía bien, aunque sus impulsos lo traicionaban, que no debía hacerlo.
-Sin embargo, Sirius, podrías ayudarme a proteger a Lily y a James, ¿te parece? -preguntó Dumbledore severamente.
-Veo que se niegan a contarme todo...
-No es eso Canuto, es sólo que... Frank y Alice están en nuestra misma situación, así como mucha gente más, y sería una locura...
-Como digas. -dijo Sirius, y cruzó sus brazos ofendido.
-¿Me ayudarás a protegerlos Sirius, a ellos y a tu futuro ahijado, si o no? -volvió a preguntar Dumbledore.
Sirius asintió con la cabeza, pero seguía ofendido.
-Excelente -dijo Dumbledore con uan sonrisa. -Además de todos los encantamientos protectores que debemos hacer en esta casa...
-¿Por qué no salen del país? -interrumpió Sirius.
-Ya es demasiado tarde -contestó James. -A estas alturas, es probable que todos los mortífagos conozcan nuestros nombres. Sería muy arriesgado intentarlo.
-Como decía -prosiguió Dumbledore -lo más eficaz sería un encantamiento Fidelio, y estoy seguro de que...
-¡No! -dijo Lily, poniéndose de pie. Todos la miraron sin entender.
-¿Se te ocurre algo mejor? -espetó Dumbledore.
-No permitiré que Sirius sea el guardian de los secretos, no puedo... -dijo entre lágrimas.
-Pero... ¿por qué no, Lily? -preguntó James mientras la tomaba de las manos.
-Es muy arriesgado, ellos saben... ellos vendrían a buscarlo...
James sopesó las palabras de su reciente esposa, y se dirijió a Dumbledore.
-Tiene razón, Albus. Es lógico que piensen que Sirius sería el guardian de los secretos. Saben que...
-Saben que moriría por ustedes .-terminó la oración Sirius.
-Claro que si, ya lo suponía. Propongo utilizar una persona diferente, y correr el rumor de que Sirius es el guardián.
Mientras Lily se negaba rotundamente a a propuesta de Dumbledore, Sirius y James (que aprobaban el plan) se miraron mutuamente mientras pensaban en la persona indicada. Pettigrew.
miércoles, 24 de marzo de 2010
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