jueves, 11 de marzo de 2010
Capitulo 7
Rabastan y Rodolphus se pusieron de pie enseguida, temblando de pies a cabeza. Narcisa se sentó lentamente y hundió su rostro en sus manos. ¿Regulus, muerto? No, no podía ser cierto. Es decir, pertenecía a la alta sociedad mágica, estaba en la mejor posición posible, contaba con la protección del Señor de las Tinieblas. ¿Cómo pudieron asesinarlo?
-¿Qué estás diciendo, Cissy? No puede ser posible... -preguntó Bellatrix.
Narcisa cruzó sus dedos y dejó descubierto su rostro, empapado en lágrimas. Estimaba mucho a Regulus.
-El Señor de las Tinieblas en persona... no entiendo cómo... no puedo... -contestó con su voz quebrada en mil pedazos.
Todos nos quedamos en silencio, hasta que me di cuenta lo que había sucedido.
-Él me advirtió...-dije en voz baja. -Creía que el Señor de las Tinieblas estaba en asuntos muy... oscuros para que pueda manejarlos.
-Aún asi, si el Señor de las Tinieblas en persona fue quién lo asesinó, Regulus habrá hecho algo terrible... -repuso Rodolphus.
-Regulus no era tan tonto. -dije, sin dirrgirme a nade en particular. -No era tan impulsivo.
-¿Díces que Kreacher se fue con él ayer por la noche, Rabastan?- preguntó Rodolphus.
-No estoy seguro, sólo sé que ayer ambos desaparecieron. -contestó este, pensativo.
-Era un chico muy inteligente, no había razón para que le suceda lo que le sucedió...- dijo Narcisa.
-Si el Señor de las Tinieblas lo asesinó, habrá tenido sus motivos. -Dijo Bella, imperativamente. Todos la miramos, pero ella no se sintió para nada incómoda. Me puse de pie y dije:
-Como sea, debo irme. O seré yo el próximo que muera.
Me fui de la casa de los Black en medio de la gran confusión que la muerte de Regulus había generado. Fue la gota que colmó el caldero, lo que incentivó a que todos nos preguntáramos si estabamos del lado correcto. Primero, la búsqueda de los videntes, y ahora el asesinato de alguien importante como Regulus. ¿Qué seguridad teníamos de que el Señor de las Tinieblas en su sano juicio? ¿Había una relación entre los videntes y Reguñus? Él me había dicho que el Señor de las Tinieblas también lo había obligado a buscar a Trelawney, pero creí a Regulus cuando me dijo que no se interesaba en eso. ¿Qué habría descubierto el jóven Black, qué era eso que lo había llevado a morir?
Cuando me di cuenta, había caminado unas cuantas calles ya. Me descubrí la manga izquierda y toqué la Marca grabada en mi antebrazo, y al instante me aparecí en un bosque en las afueras de la ciudad.
Mi gruesa capa de viaje no llegaba a protegerme del todo del frío que hacía. El bosque estaba bañado en nieve, como una postal navideña. No tardé mucho en escuchar los pasos entre la nieve que produjo Barty al encontrarse conmigo.
-¿Tú me has llamado? ¿Quién eres? -me preguntó, cno su varita en alto. Era tan jóven! Muchísimo más bajo que yo, lucía un saco de cuero ajustado, que le llegaba hasta las rodillas, y su pelo rubio oscuro un tanto despeinado le daba un aire desprolijo, pero bastante apuesto. Sus ojos saltones estaban adornados con sendas ojeras debajo de ellos, y pude ver, pude sentir la emoción de ese chico, la emoción que todos sentimos cuando nos unimos a los Mortífagos los primeros días.
-Si, te he llamado. Y baja la varita, idiota. Vengo en nombre del Señor de las Tinieblas.
-¿Ah si? ¿Y qué quieres?
-Eres Barty Crouch Junior, ¿verdad?
El chico me miró con un aire despectivo, y asintió con la cabeza.
-Necesito información sobre una persona que estoy buscando. Quizás puedas ayudarme.
-¿Buscas a Trelawney, eh?- me preguntó en un tono de burla. - Pues qué lástima, yo también. De hecho, mañana voy a visitarla, y espero que por la noche el Señor de las Tinieblas pueda recompensarme como es debido.
-No estoy de humor. Dime dónde puedo encontrarla.
Me contestó con una grosería, por lo que no tuve más remedio que sacar mi varita y lanzarle un encantamiento aturdidor. Él se protegió, pero el impacto lo empujó un tanto hacia atrás. Con furia, me lanzó una maldición pero yo la bloqueé con un movimiento muy complejo, y volví a atacar con facilidad, una y otra vez.
La nieve era la única protagonista de aquella pelea. Una vez que lo desarmé, lo colgué de cabeza con mi "levicorpus!" y le puse la varita en el cuello.
-Dime dónde encontrarla, o juro que te mato aquí mismo.
-Mañana por la noche, Dumbledore va a entrevistarla en Cabeza de Puerco, él está buscando una profesora de Adivinación para su colegio. -dijo titubeando el pobre Barty. Murmuré el contramaleficio, y lo último que esuché fue su liviano cuerpo caer sobre la nieve antes de que yo desapareciera de ese bosque.
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