Un año más tarde
Agosto, 1981
El ruido que hizo la vieja puerta del bar al abrirse fue muy incómodo para los pocos hombres que, en silencio y solitarios, bebían sus tragos en las sombras. El que acababa de entrar se sentó en una de las mesas del fondo, donde otro mago esperaba con su espalda apoyada contra la mohosa pared.
-La impuntualidad siempre te caracterizó.
-Lo sé, lo sé. -gruñó mientras se sentaba -Me costó librarme de ellos, la verdad. Cada día se ponen más insoportables.
-¡Y con razón! Esto no da para mas, Mulciber.
-Cállate y escucha, tengo algo que te alegrará saber.
Tras beber un sorbo de whisky, Mulciber continuó, jugando con la impaciencia de su compañero.
-Al parecer, ha encontrado lo que buscaba.
-¿Te refieres a...?
-Si, los Potter. ¿Recuerdas la primera ez que ellos se enfrentaron a Él? Hace más de un año...
-Si, lo recuerdo, lograron escaparse con facilidad.. -dijo, pensativo.
-Y por segunda vez hace unos días, aunque pocos supieron de ello. Los encontró en Hogsmeade, cerca de la Casa de los Gritos en una reunión de la Orden del Fénix. La muchacha quería celebrar el primer cumpleaños de su hijo, Harry. Los Longbottom también estaban presentes, pero fueron los primeros en huir.
-Osea que... ¿los Potter han escapado dos veces de Él?
-Si Jugson, asi es.
-¡El SEÑOR DE LAS TINIEBLAS DEBE ESTAR ARDIENDO EN FURIA!
-Jamás había oído de alguien que lograra huir dos veces de él... -dijo Mulciber, pensativo y temeroso a la vez.
-¿De qué será capaz ahora? Estoy seguro que los querrá encontrar a toda costa.
-Puedes apostarlo.
A pocas mesas de allí, Lessie Witch escuchaba atenta la conversación de aquellos dos hombres, analizando cada palabra, buscando alguna pista...
•••
Por quinta vez, el enorme florero se partía en mil pedazos sobre el piso, pero el niño respondió a esto con risas. Ya lo había tomado com oun juego: volar con su pequeña escoba y derribar el jarrón, que mágicamente volvía a repararse y a colocarse en su lugar.
-¿Por qué no lo tiras de una vez?- le espetó James a Lily, quien agitaba su varita y a la par, los fragmentos de porcelana volvían a unirse.
-Fue un regalo de Petunia...
-Con más razón. ¡Harry, ven aquí!
Bathilda Bagshot, la adorable vecina que también residia en el Valle de Godric, acababa de irse, al igual que Peter. Eran los únicos que habían podido asistir al cumpleaños de Harry, después del intento frustrado en la Casa de los Gritos de ayer por la noche, que había terminado con la aparición de Voldemort y varios de sus mortífagos.
Luego de reparar completamente el jarrón, Lily, quien conservaba todavía su rojiza cabellera y el intenso verde de sus ojos, pensó en escribirle unas líneas a Sirius y a Remus esa noche cuando, de pronto, un intenso y brusco cambio en la temperatura la alarmó.
-¿Has sentido eso? -dijo James, alarmado.
-Si...
Había sido una extraña sensación, como si faltara algo en la casa, algo primordial. Tras tranquilizar a su esposa, James regresó a jugar a perseguir a su hijo mientras Lily se preguntaba qué haría para cenar. Ninguno de los dos había sospechado que el encantamiento Fidelio, la máxima protección de la que disponían, se había roto hacía unos segundos, debido a la traición de ,quien ellos creían, era su mejor amigo.
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